Ahora ya hace un año justo de que al pequeño de la casa lo tuvieron que ingresar en la clínica durante dos noches para descartar que tuviera estenosis de píloro. Todo empezó porque toda la leche que ingería la acababa vomitando, pero no vómitos normales como puede tener cualquier bebe, sino que salían proyectados con tremenda fuerza.
Es decir que no asimilaba nada de lo que comía. Era raro porque cuando nació enseguida se enganchó al pecho y comía bien, pero a medida que pasaron las semanas yo tenia muy poca leche como en el primer niño y el no se saciaba así que tuvimos que probar la leche de formula. Pero como a las tres semanas detectamos esto y acudimos preocupados al pediatra porque cada vez iba a mas incluso bajo de peso.
El pediatra enseguida nos derivó a la clínica de Girona para que le hicieran las pruebas por si tenia estenosis de piloro, y nosotros que nunca habíamos oído una palabra de eso, sonaba tan raro y al llegar a casa bendito sea google.
Tuvimos que buscar alguien corriendo para que se quedara con Michael porque nos íbamos esa misma tarde para Girona así que gracias a mi amiga Alba que se quedó con Michael y no lo pasó tan mal porque estaba con su amiguita Ciara e iban juntos a la guardería. Pero para mi era la primera vez que me separaba una noche y 2 días de él. Me sentía realmente mal pero tenia que estar con Leo.
Al llegar a Girona me dijeron que lo desnudara y lo pusiera en esa mesa de hierro o aluminio nosé pero era todo muy frío y el tan pequeño...
Le tenían que poner una vía y yo ya me puse a llorar; me invitaron a salir porque me vieron tan nerviosa que no podría ver eso y no dejaba de oírlo llorar y chillar pobrecito lo que habrá pasado...ya los 2 minutos entré y estaba el solito ahí tan indefenso y me miraba con una cara de pena que me hizo sentir culpable.
Luego nos subieron a la habitación y al rato empezó a tener hambre pero no podía comer nada en toda esa noche para que al día siguiente le hicieran la ecografia y como lo explicas a un bebe casi recién nacido que no puede comer. Si es su instinto!
No paró de llorar en toda la noche, nosotros sin dormir estábamos destrozados. Creo que ha sido la peor noche de toda mi vida. Así que no quiero recordarla mucho.
A la mañana siguiente hacia la mediodía le hicieron la prueba que se trataba de una ecografia, y con ella descartaron que tuvieran que operarlo. Nos quedamos mas tranquilo pero tenia que pasar otra noche ahí para ver como toleraba los biberones siguientes. Nos recomendaron que le diéramos muy a poco a poco y que le obligáramos a parar pero el tenia tanta hambre que era casi imposible.
Mi pareja ya se fue a casa a por Michael y ya durmieron juntos mientras yo seguía con Leo en Girona. Yo no paraba de pensar en Michael y como se sentiría al no verme en casa con el.Esa noche la pasamos un poco mejor.
Al mediodía siguiente ya nos dieron el alta y luego teníamos que seguir los controles con nuestro pediatra que nos receto una leche en formula antireguritaciones. Así durante mas de un mes hasta que se le madurara el estomago. He de decir que esa leche es carísima pero era lo que le fue bien. Y ahora quien lo diria esta super gordito y le encanta comer.
No debe preocuparte que tu hijo vomite unas bocanadas de leche después de las tomas, porque todos los bebés lo hacen (regurgitan porque su musculatura del esófago, aún inmadura, no puede impedir el retroceso de los alimentos a la boca cuando tienen el estómago lleno). En cambio, si vomita muy a menudo, lo hace en cuanto terminas de darle las tomas y sus vómitos salen con mucha fuerza y “en escopeta” (es decir, horizontales con respecto al suelo), sí debes consultar con su pediatra enseguida, para asegurarte de que está bien.
Y es que algunos bebés desarrollan una alteración llamada “estenosis de píloro”, un engrosamiento del canal que une el estómago con el intestino y que produce una obstrucción y por lo tanto, vómitos constantes. “El bebé no nace con el problema, lo desarrolla tres o cuatro semanas después de nacer sin que conozcamos la causa. También sabemos que la estenosis es un trastorno más frecuente en los niños que en las niñas y en los primogénitos que en los hijos posteriores”, explica el doctor Enrique García de Frías, jefe de pediatría del Hospital Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares (Madrid).
La obstrucción del píloro dificulta la salida del alimento hacia el intestino, por eso el bebé vomita las tomas.
La estenosis puede ser de mayor o menor grado. Lógicamente, cuanto más obstruido esté el píloro, más vomitará el niño. En cualquier caso, siempre que observes vómitos repetidos en tu hijo debes consultar con su pediatra, porque los bebés tan pequeños se deshidratan enseguida.
Además de los vómitos abundantes y en forma de proyectil, otro síntoma de este trastorno es que el niño se muestra irritado después de vomitar, puesto que está hambriento.
CONFIRMAR EL DIAGNÓSTICO DE LA ESTENOSIS
En la consulta el pediatra explorará al bebé y palpará su abdomen, pues hay casos en los que el engrosamiento se nota al tocar la tripa. Pero para poder confirmar el diagnóstico también le realizará una ecografía abdominal. “Y si aun tenemos dudas hay que recurrir al estudio radiológico con contraste”, apunta nuestro especialista. Esta prueba consiste en dar al bebé una papilla al tiempo que le realizan la radiografía, para ver si el alimento pasa del estómago al intestino. Una vez diagnosticada la estenosis, el pediatra derivará al cirujano para corregir el problema.
¿EN QUÉ CONSISTE LA INTERVENCIÓN?
La solución para corregir la estenosis de píloro es operar, pero no hay por qué inquietarse: la intervención, aunque requiere anestesia general, es muy sencilla y apenas dura 30 minutos. El cirujano realiza una incisión en el abdomen del pequeño, justo en la zona superior de su ombligo. A través de ella accede al píloro y corta la capa muscular engrosada sin llegar al canal. Así logra que se dilate el canal por donde tiene que pasar el alimento hacia el intestino y corrige el trastorno.
EL POSTOPERATORIO
El pequeño tiene que permanecer ingresado entre 48 y 72 horas. El primer día no podrá comer nada (le alimentarán a base de suero), pero el segundo sí. Y si la comida le sienta bien podrá irse a casa ese mismo día o como tarde, al siguiente.
Los cuidados de un bebé recién operado de estenosis no son complicados: darle de comer poquito y a menudo, asearle por partes para no mojarle la gasa que le protege la herida y una vez que el médico se la descubra (una semana después de la operación), dejarla al aire para acelerar su cicatrización. Si al asear al pequeño le mojamos la gasa, hay que cambiársela por otra seca.