Neumonía infantil

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No hay nada que más nos preocupe a las madres que la salud de nuestros hijos, pero si es cierto que aparte de la salud de nuestros propios hijos sentimos tremenda debilidad con la salud de los demás niños sobretodo si son amiguitos de los nuestros, familiares o conocidos.

La semana pasada nuestra vecina Mery, una niña muy simpática que va a la clase de Michael, no pudo asistir al colegio porque se encontraba con neumonía y es que parece que hay un virus por toda la ciudad ya que esta semana Michael tambien empezó con la tos nerviosa ausentandose unos dias a la escuela tambien. 

Por suerte parece que ya ha remitido lo que preocupa es que ahora a empezado Leo y es más pequeño y vulnerable. Lo de mis niños parece un simple episodio gripal pero igual hay que estar alerta. 

En cambio la pobre Mery tubo que acudir varios dias al pediatra y a urgencias. Nos alegramos de que porfin este recuperada y feliz de poder volver al coelgio. Para los que no sepan bien lo que es la neumonia infantil os dejo un breve resumen: 



¿Qué es la neumonía? 

La neumonía, también llamada vulgarmente pulmonía, es una infección que puede ser causada por diversos microorganismos. En el niño sano sus gérmenes causantes son las bacterias y virus, fundamentalmente; sin embargo, también puede producirse, aunque rara vez es así, por hongos o parásitos, afectando en este caso, mayormente, a niños inmunodeprimidos, es decir, con defensas muy bajas. 


Aunque normalmente no es grave y puede tratarse en casa sin temor a complicaciones, debe diferenciarse entre las neumonías producidas por virus, que suelen tener poca trascendencia y no requieren de tratamiento antibiótico, de las producidas por bacterias, que pueden ser algo más importantes, tienen síntomas más evidentes y requieren de antibióticos.
¿Cómo se puede identificar?
Cuando la neumonía es bacteriana, el niño suele ponerse enfermo de manera relativamente rápida, comenzando bruscamente síntomas como la fiebre o la respiración acelerada; sin embargo, cuando se trata de un caso vírico, tienden a aparecer más gradualmente. 

La neumonía suele comenzar como un cuadro catarral, por lo que es frecuente que pasen varios días hasta que se diagnostica, mediante una auscultación de los pulmones o una radiografía de tórax. 


Asimismo, los síntomas dependen de la edad del niño y de la causa de la neumonía, encontrándose entre los más comunes: fiebre, escalofríos, tos, respiración acelerada, ronca o sibilante, dificultad para respirar, dolor en el pecho o abdominal, vómitos, decaimiento, inapetencia e incluso, en ocasiones, pueden presentar un color azulado o gris en los labios y uñas (cianosis). 
Éstos suelen durar entre una y dos semanas, aunque en las víricas pueden persistir algo más. 



¿Cómo se trata? 


Si la sospecha es vírica, no es extraño que el pediatra no le recete antibióticos al pequeño, de hecho, constituye la actitud más correcta. En cambio, si se trata de una neumonía bacteriana el pediatra, seguramente, mandará un tratamiento de antibióticos, y será necesario darle al niño la medicación siguiendo estrictamente sus indicaciones durante el periodo apropiado para sentir una mejoría en los síntomas en 2 o 3 días. 

En cualquier caso, no hay que automedicar al niño, sino seguir las instrucciones del médico al pie de la letra y permaneciendo en casa mientras esté enfermo para no contagiar a ninguno de sus compañeros y amigos del cole, ya que esta enfermedad se puede transmitir por la tos, estornudos, vasos y utensilios de comida, pañuelos usados… 


Aunque no es demasiado frecuente, la persistencia de los síntomas o empeoramiento puede significar la aparición de una complicación que obligue a ir a Urgencias, entre las que cabe destacar: 

• El derrame pleural, es decir, la acumulación de líquido entre los pulmones o las costillas.
• Dificultad importante para respirar que requiera ingreso hospitalario. 
• Las atelectasias, zonas del pulmón en las que no entra el aire al estar taponadas, generalmente, por moco.


A la hora de prevenir la enfermedad, la mejor opción consiste en mantener al niño alejado de cualquier persona que padezca neumonía o cualquier infección de vías altas que pueda derivar en ella, aunque hay vacunas frente a algunos gérmenes productores de neumonía. 


Además, si alguien en la casa está enfermo es necesario mantener sus cubiertos y utensilios separados de los del resto de la familia, lavándonos siempre las manos, especialmente si se recogen objetos como pueden ser los pañuelos. 

Sin embargo, una administración indiscriminada de antibióticos en los catarros comunes de vías altas, aunque sean febriles, no previene la aparición de neumonía, es más, favorece la creación de resistencias ante éstos. 


Otro factor que hay que tener en cuenta es que cuanto más pequeño sea el niño y más afectado esté, más probable será su ingreso en el hospital. Igualmente, si observas alguno de los siguientes síntomas, consúltalo con el pediatra o el servicio de urgencias rápidamente, ya que puede ser causa de un empeoramiento


• Tiene problemas para respirar o respira anormalmente deprisa. 
• Incapacidad para seguir el tratamiento o alimentarse, por vómitos u otras causas. 
• Tienen los labios o las uñas de las manos azuladas o grises
• Si a las 48 horas de haber iniciado el tratamiento el niño continúa con fiebre alta. 
• Tiene 39 ºC o más de fiebre; 38 ºC o más si se trata de un bebé de menos de 6 meses.


¿Cómo actuar con el pequeño? 


• Mantén humidificado el aire de la habitación donde se encuentre tu hijo. 
• Si el pediatra le ha recomendado antibióticos, debes administrárselos con la frecuencia y duración prescrita. Así, se recuperará antes y disminuirán las posibilidades de contagio. 


• Ofrécele al niño líquidos frecuentemente, lo más nutritivos posible. 
• A no ser que el médico aconseje lo contrario, no frenes la tos artificialmente con medicinas, ya que la tos sirve para limpiar las secreciones bronquiales. 
• Si siente dolor, por ejemplo torácico, las compresas calientes pueden ser de ayuda. 
• Controla que el color de las uñas y de los labios sea rosado, ya que si es azulado o grisáceo es signo de que los pulmones no obtienen suficiente oxígeno. 
• Ponle el termómetro, al menos, una vez por la mañana y otra por la tarde, llamando al pediatra en caso de que supere los 39 ºC, o 38 ºC si tiene menos de 6 meses. 
• Por último, sigue minuciosamente las instrucciones del médico y no olvides la medicina más importante de todas: los mimos y el cariño.
Si tienes más dudas, puedes consultar al pediatra.

(Información sobre la neumonía obtenida de la web: 
todopapas)






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